Seleccionar página

Ahora que llega el buen tiempo nos decantamos por tomar determinados dulces que por su elaboración y consumo (en frío) nos resultan más refrescantes y apetecibles. A mi me encantan los postres con queso, de hecho creo que si fuera posible agregaría queso a todo postre viviente… 🙂

Si como a mi os gusta tener la nevera siempre con una buena provisión láctea «por si se me ocurre hacer una tarta», os voy a dar una pequeña alegría, y es que hay un tipo de queso que podemos elaborar fácilmente en casa sin necesidad de tener sofisticados utensilios, un espacio en casa destinado a la curación ni vernos obligados a comprar muchos, o caros, ingredientes: os hablo del queso Mascarpone.

¿Ventajas de hacer nuestro propio Mascarpone?, pues ya no solo está el hecho de obtener un queso riquísimo, con un sabor auténtico y que a veces nos cuesta encontrar, sino que el coste final de hacerlo en casa es muy inferior al del producto obtenido de manera industrial.

A todo esto… ¿qué hay que saber del Mascarpone?, el Mascarpone es un alimento que se engloba dentro de la categoría de quesos frescos grasos y tiene su origen en Italia, más concretamente al norte del país: en la región de Lombardía. Es el ingrediente estrella del famoso tiramisú. Su sabor es ligeramente dulce y su textura cremosa.

Buscando por internet tuve la suerte de dar con la receta del queso Mascarpone, ni por asomo pensé que fuera tan fácil. El queso Mascarpone se elabora únicamente con dos ingredientes básicos y muy comunes en nuestra despensa:

  • Nata, preferiblemente con un elevado índice de materia grasa (más del 30%), y
  • Zumo recién exprimido de limón

El blog de Baking Obsession me introdujo en la elaboración casera de este tipo de quesos con resultados magníficos, estaba encantada, porque siempre que necesitara Mascarpone lo tendría muy a mano 🙂

Para prepararlo tenemos que someter la nata a una determinada temperatura (entre 88 y 90°C) durante un espacio de tiempo concreto (entre 15 y 20 minutos) y agregarle después el jugo del limón. En ese momento la nata empieza a cortarse y cuajarse, y se nos formará una crema que deberemos retirar del fuego y dejar reposar antes de pasarla a un paño para que empiece a desuerar. Bien, este proceso es muy parecido al industrial y aunque parece muy complicado la verdad es que cuando le cogemos el punto no es más difícil que preparar unas natillas. De todas formas tengo mejores noticias  😉

La casualidad me ha llevado además hasta otro método de elaboración del queso Mascarpone, el que explican en el blog de «Contacto con lo divino«, donde el procedimiento es algo más simple y lo mejor es que los resultados (os lo puedo asegurar) son prácticamente idénticos.

Con este sistema no necesitamos manejar la nata y el jugo de limón en una cazuela, al calor,  sino que puede hacerse en frío y batiendo simplemente ambos ingredientes hasta que la nata adquiere cierta consistencia. Puede que no sea el método exacto, o el más correcto, pero sí es el más rápido y desde luego el más cómodo para hacer en casa. Cambia no solo la manera de hacerlo, sino también las proporciones de nata y limón, ya que ahora en frío hay que poner mayor cantidad de este último, pero al final no se aprecia en el cuerpo del queso o en su sabor y lo mejor es que se reduce el tiempo de preparación. Desde luego que siempre que podamos simplificar un proceso en la cocina mucho mejor ¿verdad?.

Cuando hagamos nuestro queso se nos conservará en la nevera (bien tapado para que no absorba olores) durante varios días en perfectas condiciones,por lo que si lo vais a aprovechar para varias cosas podéis hacer más cantidad. Yo siempre que lo hago utilizo 1 litro de nata. El coste del queso obtenido (casi 3⁄4 de kilo) no llega a los 2,50 euros.

Vamos al paso a paso y veréis lo fácil y simple de su elaboración:

INGREDIENTES, QUESO MASCARPONE (para obtener finalmente unos 720 gramos de queso):

  • 1 litro de nata líquida para montar. En la imagen tenéis la nata que suelo usar, de Central Lechera Asturiana, vale cualquier marca si el porcentaje graso es superior al 30%. Aquí en España casi todas las marcas suelen comercializar nata para montar con un porcentaje de materia grasa que oscila entre el 32 y el 35%, esa es perfecta para nuestro Mascarpone
  • 60ml de zumo de limón (para que os hagáis una idea, es la cantidad de jugo de un limón entero, de tamaño mediano).

Si queréis más o menos cantidad podéis aumentar o disminuir las cantidades proporcionalmente

UTENSILIOS NECESARIOS:

  • 1 colador grande sobre el que dejar reposar la mezcla
  • 1 recipiente para dejar escurrir el suero  (*)
  • Paño, gasa, trapo o tejido poroso que nos permita filtrar el suero durante el proceso de cuajado.

ELABORACIÓN:

1.- Comenzamos vertiendo la nata en un recipiente, preferiblemente metálico, y poniendo directamente por encima el jugo de limón. Removemos ligeramente con una espátula para integrar e inmediatamente procedemos al batido. Yo lo hice en el robot de cocina y con el accesorio batidor, 1 minuto y medio a velocidad baja y posteriormente subí un punto de velocidad y lo dejé así unos tres minutos más (todo dependerá de la potencia/modelo de vuestro aparato). También hay que tener en cuenta las cantidades de nata que manejemos, a mayor cantidad necesitaremos batir por más tiempo.

Podemos hacer todo el batido también a mano, empleando una varilla si queremos, aunque con la misma espátula también nos sirve.

Lo importante es que tenemos que conseguir una consistencia cremosa, dejar la nata a medio batir y sin que monte del todo.

2.- Colocamos el paño, o gasa,  extendido encima del colador (éste, a su vez, encima de un recipiente que recoja el suero) y vertemos la mezcla.

3.- Cerramos el trapo y apretamos ligeramente para dar algo de forma al queso.

(TRUCO: cuando hayan pasado algunas horas (12 horas) podemos volver a apretar la gasa, de esta forma se nos recogerá mejor, ayudaremos a que quede más prieto y compacto, a que suelte mejor el suero y estaremos consiguiendo darle forma)

4.- Por último, tapamos con un film transparente y dejamos en la nevera un día entero. A las 24 horas sacamos del frigorífico y tendremos nuestra mezcla sólida.

Habremos obtenido un exquisito, suave, tierno, untuoso y cremoso queso Mascarpone para nuestro tiramisú, para hacer una buttercream de queso, una rica tarta, salsa para pasta,… o sencillamente para tomar solo, sobre una rodaja de pan y acompañado de mermelada, miel, o emplearlo para el relleno de bollitos, bagels, cruasanes,… Imaginaros, a partir de aquí, las enormes posibilidades de personalización del queso: Mascarpone a la pimienta, con finas hierbas, nueces, anchoas, aceitunas, jamón, salmón ahumado,…

(*) TRUCO!!: Como ya comprobaréis al hacer vuestro queso Mascarpone, en su elaboración se obtiene un suero en el fondo del bol donde ha reposado la mezcla. Este suero NO lo tiraremos, ya que nos servirá para incorporar posteriormente a nuestras masas de bizcocho y hacerlas muy esponjosas 😉

Sólo puedo deciros una palabra: I M P R E S I O N A N T E !  Animaros a hacer vuestro propio queso Mascarpone casero, lo vais a disfrutar muchísimo 😀

Que tengáis un dulce día! 🙂 🙂 🙂