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Vivimos en un entorno donde todo prácticamente se nos da hecho. Pan, salsas, quesos (y demás derivados de la leche), mermeladas, etc. son ejemplos de elaborados que ya no necesitamos hacer en casa y que podemos adquirir fácil y rápidamente en el supermercado del barrio, alimentos que antaño debían hacerse en casa si se querían consumir. Si bien, muchas veces, no disponemos de demasiado tiempo para estos menesteres lo cierto es que resultan ser menos complicados de lo que en principio parece, y ponernos a la labor puede hacernos recobrar el gusto por las cosas auténticas y hechas con mimo y cuidado.

La mermelada es de esos productos que podemos realizar fácilmente cuando, por ejemplo, tenemos un pequeño huerto en casa y queremos aprovechar la cosecha para consumirla durante todo el año. Tampoco hay que plantearse hacer mermelada casera única y exclusivamente en este caso, ya que sin la circunstancia de poseer un árbol frutal también podemos disfrutar realizando esta conserva. Te aseguro que una vez que pruebas la experiencia repites 🙂

Hacer mermelada casera

Toda mermelada casera se compone de dos ingredientes básicos: la fruta triturada (y limpia) y el azúcar, si bien también podemos emplear (algo muy recomendable) jugo de limón para dos objetivos principalmente: aumentar el sabor de la fruta y evitar una rápida oxidación de ésta. También habrás escuchado que necesitarás agregarle pectina a tu mermelada casera. Este ingrediente, si bien no es necesario, ayudará a espesar mejor a determinadas frutas algo más acuosas y con menor concentración de pectina natural.  El empleo de la pectina, repito, NO es obligatorio, y podrás hacer mermeladas buenísimas con y sin pectina artificial, te lo aseguro.

Otro aspecto importante a tener en cuenta es la proporción de fruta y azúcar para hacer mermelada casera. Durante mucho tiempo hemos escuchado que tendremos que emplear a partes iguales ambos ingredientes, y muchos nos guiamos por esto desde el principio, pero la lógica  -además de la experiencia-  nos lleva a pensar que hay frutas naturalmente mucho más dulces que otras, por tanto, la cantidad de azúcar añadida tendrá que ser diferente. Por regla general, y si prefieres guiarte por cifras exactas, puedes emplear 1 parte de fruta y 3/4 partes de azúcar, por ejemplo:

  • 5 Kilos de fruta / 3 kilos y 750 gramos de azúcar (*)
  • 4 kilos de fruta / 3 kilos de azúcar (*)
  • 3 kilos de fruta / 2 kilos y 250 gramos de azúcar (*)
  • 2 kilos de fruta /  1 kilo y medio de azúcar (*)
  • 1 kilo de fruta / 750 gramos de azúcar (*)

(*) Como esto también va según el consumidor, el grado de dulzor estará condicionado por el gusto personal, así que siempre puedes reducir o aumentar la cantidad de azúcar. La cocina, como sabes, deja de ser una ciencia exacta cuando entran en juego factores como el ingrediente, el tipo de utensilio empleado en la cocción, la temperatura o tiempo de cocinado y, por descontado, el gusto del comensal.

Por otro lado, siempre intento emplear azúcar moreno de caña para la mermelada. No solo intensifica su dulzor, sino que aporta un color final muy bonito a algunas mermeladas, como la de melocotón o de naranja.

Preparación de los ingredientes

Preparar una buena mermelada casera implica escoger la fruta adecuadamente. Una de las ventajas de la mermelada es la de aprovechar una gran cantidad de fruta antes de que se nos estropee, pero cuidado con escoger fruta muy pasada (aquella que no nos comeríamos) para la mermelada, porque no nos sirve, tampoco una fruta muy verde nos vale.

Hacer la mermelada casera

Si tenemos prisa podemos, directamente, poner a hervir la fruta con el azúcar, el jugo del limón y la pectina artificial cuando sea necesario (si es que nos decidimos a utilizarla), pero está claro que si nos decantamos por la mermelada casera es porque queremos disfrutarla plenamente y aprovechar al máximo todo su sabor, así que es mejor dedicarle un poco de tiempo y una preparación como es debido.  Yo, por si te sirve de orientación, como lo hago es de la siguiente manera: La noche antes de la cocción cojo toda la fruta que voy a emplear, la troceo  y la mezclo con el azúcar y el jugo de limón. La dejo toda la noche tapada y espero a la mañana siguiente. Entonces cojo todo,  lo mudo a una olla  y lo pongo a cocer, a fuego lento y sin dejar de remover, unos 25-30 minutos. Este tiempo es siempre orientativo, el truco es mover despacio y dejar su tiempo para que se espese bien. La técnica de la cucharada de mermelada sobre un platito funciona siempre, así que cuando haya llegado a su punto exacto podrás apreciarlo de esta manera.

Tiempos de cocción de la mermelada casera

Va a depender de muchas cosas, principalmente de la fruta (tipo de fruta, cantidad,…) que empleemos, porque esta puede contener mucha agua o poca pectina, ser más o menos ácida y necesitar más o menos tiempo de cocción.  No hay tiempos exactos, si bien con la práctica vas a cogerle el punto muy rápido. Hay mermeladas que en 30 minutos las tienes hechas, mientras que otras te pueden llevar perfectamente 45 minutos.

NOTA: si empleas pectina el tiempo de cocción se reduce muchísimo, porque su función es la de espesar, por eso hay frutas que por su contenido natural en pectina (la manzana, por ejemplo) ayudan a que la mermelada se haga mucho más deprisa.

Sellar los tarros de mermelada casera

El éxito de la mermelada casera reside también en los recipientes donde finalmente la guardamos y conservamos. Si lo hacemos correctamente podemos tener fresca, segura y deliciosa nuestra mermelada casera durante muchísimo tiempo, así que poner empeño en este aspecto nos merecerá la pena. Necesitaremos recipientes de vidrio, previamente esterilizados, con sus tapas, y cerrarlos muy bien. Una vez obtenida la mermelada debemos dejarla enfriarse para proceder a su envasado, su cierre y sellado, de esta forma se ayuda a que el producto se conserve intacto de propiedades y sabor durante muchos meses, incluso varios años.

Tras llenar los tarros los cerramos bien, yo suelo emplear tarros con tapón de rosca, pero vale cualquier otro que evite que el aire (o el agua que emplearemos a continuación) entre y nos estropee la mermelada. Después cogemos una olla y colocamos dentro los tarros cerrados con la mermelada, llenamos la olla hasta una altura de agua que cubra los tarros y ponemos a hervir, aproximadamente, 20/25 minutos. Sacamos con cuidado de no quemarnos, dejamos enfriar y procedemos a etiquetar. Este paso nos sirve para poder distinguir un sabor de otro, si es que hacemos de varios sabores, o si las vamos a guardar en una alacena con otras distintas.

 Hacer mermelada casera va a permitirte recuperar viejas tradiciones, descubrir sabores auténticos y dar a los tuyos alimentos naturales. No dejes de probar esta maravillosa experiencia 😉